Ayuntamiento de Biel

Importancia del campanario.

En Biel, como en casi todos los pueblos de España, las campanas de sus iglesias son un medio fundamental de comunicación, no solo en el ámbito religioso, sino en la vida local, aunque actualmente han perdido casi todo protagonismo por los avances tecnológicos, y poco a poco se van olvidando sus diferentes toques, que con muy variados significados, todo el vecindario conocía perfectamente, e incluso desaparecen las propias campanas. Por ello, queremos recoger el uso de las campanas en Biel, al tiempo que rendir un modesto homenaje a quienes las hacían, y hacen, “hablar”, arrancándoles los más variados y fluidos ritmos musicales: los campaneros de Biel.

Foto Campanario 1
Foto Campanario 2

Situación.

El campanario de la iglesia parroquial de San Martín, tiene su estructura preparada para cinco campanas, aunque los mayores del lugar siempre la han conocido solo con cuatro, situadas una en cada fachada del campanario: dos grandes, una al este y otro al sur, y dos más pequeñas, en el oeste y en el norte; aunque, en esta última fachada, hay dos huecos: uno con campana y el otro preparado para colocar una carracla (nombre con se conoce en Biel la carraca), que se usaba en Semana Santa, como luego veremos. Además de estas, existe una pequeña campana situada, en el tejado de la bóveda, a la derecha del campanario (según se le mira). Todo esto podemos verlo en las fotos que se insertan.

El campanario de la iglesia parroquial de San Martín, tiene su estructura preparada para cinco campanas.

Su uso religioso, variaba en función de si el día era laborable o festivo, teniendo en cuenta que la mayoría de los festivos son de precepto, especialmente en siglos pasados.

Historia del campanario.

Así, los días de precepto, los toques que anunciaban las misas se hacían con las cuatro campanas, tocadas desde el mismo campanario. En los días grandes de fiesta (llamadas fiestas mayores: San José, Fiestas de Mayo, La Ascensión, El Corpus, San Pedro, Santiago, Santa Ana y La Virgen de Agosto), y en las procesiones, se bandeaba con las dos campanas grandes, haciéndolas sonar a destiempo una de otra, para deleite de todos; cuando paraban para descansar, las dejaban con la boca para arriba, y seguían repicando con las dos pequeñas.

Durante la Semana Santa, concretamente desde la finalización del Gloria en los oficios del jueves santo, hasta el comienzo del Gloria en la Vigilia Pascual del sábado santo, los toques que anunciaban las celebraciones litúrgicas, no se daban con las campanas, sino con una enorme carracla, tal y como vemos en la fotografía.

También se tocaba con las cuatro, desde el campanario, en los entierros de primera y por alma (estos eran las dos primeras clases de las cuatro – primera, por alma, normal y de gloria -, existentes en el siglo pasado para el oficio de difuntos); cuando el entierro era de gloria (se hacía cuando el finado era un niño), el toque de campanas se hacía solo con las dos pequeñas.

Los toques, para anunciar la misa en los días laborables, se hacían desde el cuarto de las campanas, situado al pie de la escalera del coro, tocando solo con una o dos campanas. Diariamente, a primera hora de la mañana, se daba el toque de oración”, con tres toques espaciados de la campana grande, seguida de un repique con las dos pequeñas: era el momento de la oración matutina, para quien lo escuchaba; este toque se repetía al mediodía, para rezar el Angelus y al anochecer, para rezar por los difuntos e indicar el fin de las actividades. Estos toques también indicaban la apertura y cierre de la iglesia, pues esta se abría con el de oración, y se cerraba con el del anochecer.

Foto Campanario 3
Foto Campanario 4

Uso de las campanas de Biel.

La noche de ánimas (noche del 1 al 2 de noviembre) el sacristán, con algunos voluntarios, desde las 10 de la noche hasta que se hacía de día, desde el campanario, tocaban las campanas ininterrumpidamente con todos los toques de difuntos, mientras que otros voluntarios, llamaban a las puertas de las casas rogando un Padrenuestro, un Avemaría y un réquiem por las almas del purgatorio. Los que por la noche habían tocado las campanas, después de la misa del Día de Difuntos, recorrían las casas con canastas para recoger las patatas y judías que se les solía regalar. Tras la muerte del sacristán y organista, D. Pablo Arenaz – muy querido y apreciado por todos -, ocurrida en 1951, ya no se volvieron a tocar las campanas en dicha noche.

La campana pequeña, situada en la bóveda según hemos indicado, se utilizaba para recordar los días de vigilia, tocándola al anochecer de la víspera de estos.

Como se indicaba al inicio, las campanas también se usaban en beneficio de la vida local: con la grande, situada en la fachada sur, cuando no había luz eléctrica por la noche, se hacía sonar sin prisas y reiteradamente – lo que se conocía como el “toque del perdido” -, para orientar a los que regresaban del campo ya anochecido; con la situada al este, en caso de incendio u otras incidencias graves, que requerían la cooperación urgente de los vecinos, se tocaba haciéndola repicar muy deprisa para llamar la atención de todo el vecindario, y este acudiese rápidamente a ayudar en lo necesario, por lo que a esta campana se le llamaba “de arrebato”.

Campaneros de Biel.

Las seculares campanas de Biel fueron una de las principales fuentes de comunicación de sus habitantes desde tiempos muy lejanos, como hemos visto, e incluso hoy siguen alegrando festejos o llorando a los muertos, aun cuando ya no sean capaces de hablarnos como lo hacían antes, porque ya nadie las hace cantar, llorar o reír con sus propias manos, como lo hicieron con oficio y destreza, y desde tiempos muy remotos, los campaneros de Biel. Por ello, no queremos terminar, sin testimoniar un merecido reconocimiento a todos ellos, los verdaderos protagonistas y creadores de los variados toques de las campanas de Biel. A lo largo de la historia, seguro que han sido muchos, quienes se han ido pasando el testigo de uno a otro, pero solo tenemos constancia de los últimos: D. Pablo Arenaz, D. Emilio Lanzarote, Dña. Visita Biesa, Dña. Mª Teresa Rasal, D. José Navarro, D. Jesús Navarro, Dña. Ángela Otal, y D. Jesús Morlans. A todos ellos nuestro agradecido recuerdo y cariño.

[1] Nuestro agradecimiento a D. Faustino Casajús Solana, autor de Curiosidades de Biel”, documento del que se han extraído todos los datos arriba aportados.

Foto Campanario 5